Estimados amigos:
Ciertas partidas nos causan desazón, pesar y congoja. Una de ellas es la súbita desaparición el 07 de noviembre pasado, de nuestra ex colega jueza superior Carmen Ravines Zapatel, con quien tuvimos el honor de compartir Sala en el año 2006, en la ciudad de Jaén, Distrito Judicial de Lambayeque.
Nuestra Presidencia de Sala no hubiera sido la misma sin el concurso de una persona tan valiosa como Carmen Ravines,. cuya experiencia jurisdiccional siempre fue un factor de relevancia para conducir de mejor forma el trabajo de una Sala Mixta como la nuestra,
Numerosas anécdotas, igualmente, nos acompañaron en el tiempo que integramos Sala, desde los continuos viajes Chiclayo -Jaén y viceversa, hasta la defensa enfática, siempre con pasión de su parte, del principio de independencia judicial.
Su sano humor, incluso, siempre incrustaba con emoción nuestras discusiones, pues ante la pregunta de por qué siempre escogía viajar en los asientos delanteros del bus, cosa que causaba nuestra extrañeza, su respuesta era que o bien llegaba primero en su viaje físico a la ciudad destino, o bien era la primera en llegar al cielo si acaso un accidente ocurría. A Dios gracias nunca hubo suceso alguno que lamentar.
Por último, sus sanos consejos para conducirnos con éxito en la judicatura, también sumaron hondo valor a nuestras sempiternas charlas judiciales, pues indudablemente el enfoque de experiencia se imponía, casi con naturalidad, a nuestro ímpetu de antaño y a la vehemencia de juventud,. Su conocimiento, versación y trayectoria siempre encajaban con la mejor respuesta correcta al problema a resolver.
Por eso volvemos a nuestras primeras palabras: personas como Carmen Ravines devienen sumamente valiosas para el corpus iuris, y de ahí que quienes nos consideramos sus amigos, nos permitamos esta breve reseña de su vida, sus valores y su trascendencia infinita.
¡La vamos a extrañar!
Saludos cordiales,
Edwin Figueroa Gutarra
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